miércoles, 4 de junio de 2008

INSCRIPCIÓN AUTOMÁTICA PARA TERMINAR CON LA MALA DEMOCRACIA


La cámara de diputados aprobó el proyecto de inscripción automática, sólo falta que el senado lo ratifique. La nueva normativa considera la despenalización del no sufragar, por lo que estamos ad portas de instaurar a la “chilena” el voto voluntario.

Esta demanda nace con los cimientos de la transición, en donde un grupo de jóvenes comienzan a soñar con un Chile que asuma el ejercicio democrático como un derecho y no como una obligación. Vayan nuestros aplausos para los visionarios de esa época.

Más de un millón quinientos mil jóvenes de entre 18 y 30 años, que antes no podían votar, hoy tendrán la opción de hacerlo o no. Esto es un gigantesco paso, que busca normalizar nuestra democracia. Liberándola de los lastres pinochetistas de la constitución del 80.

“El 57.1% de los jóvenes del país cree que la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno”

La inclusión de potenciales votantes dará más aire al sistema político chileno. Esperamos que pronto la expresión de esa nueva ciudadanía, termine con el sistema binominal, que excluye a las fuerzas políticas no alineadas en los grandes bloques y que frena la representación de las minorías, la discusión pluralista y libertaria de todas las tendencias políticas.

“El 50.1% de los jóvenes está muy insatisfecho-nada satisfecho con el funcionamiento de la democracia en Chile”

Este nuevo panorama es un desafío para la izquierda y la concertación. Vemos con preocupación como las antiguas, arcaicas y anquilosadas estructuras partidarias, no están a la altura de las demandas y necesidades de la juventud chilena.

Llegó el momento de redoblar los esfuerzos, de apurar el tranco y de refundar los pilares de la izquierda y de la concertación de partidos por la democracia. Lo que antes era un deber, hoy es nuestra mochila, debemos cambiar el concepto de “en la medida de lo posible” de los primeros años de la concertación, por un “seamos realistas pidamos lo imposible”.

Los partidos están a años luz de los códigos, símbolos y lenguajes de la modernidad. Los gobiernos de la Concertación no han sembrado en la juventud chilena, reflejo de esto, es la inexistencia de políticas públicas destinadas a ese sector de la población.

Desde la mirada antigua y arcaica de hacer política, no había necesidad de generar proyectos de desarrollo juvenil para una “masa” de individuos heterogéneos y disgregados, que no representaban ningún peligro para el orden establecido. Cada peso invertido en la juventud significaba dejar de invertir en aquellos que si votaban.

Chile cambio para mejor, que duda cabe, pero a ese millón quinientos mil jóvenes que ingresaran a la arena electoral, no podemos ir con la canasta básica de la política de la representación, que consolida el empate eterno entre Concertación y Alianza.

Debemos atrevernos a dar un salto cualitativo de nuestra democracia, evolucionando de la representación a la participación, fortaleciendo la voz vinculante como forma de definir las legítimas diferencias que existen en este país sobre materias de redistribución del poder, de las oportunidades y de los ingresos. La participación valida las definiciones estratégicas del país, con esto se comparte el poder y se asume la responsabilidad colectiva de generar el Chile que queremos.

REFUNDACIÓN NACIONAL, DEMOCRÁTICA, PLURALISTA Y DIVERSA DE LA CONCERTACIÓN.

Los códigos de la transición murieron con el fallecimiento del dictador y con la elección de la primera mujer presidenta. Los objetivos principales de la Concertación durante la transición suenan a bonitas, nostálgicas y añejas canciones del recuerdo.

Un quinto gobierno de la Concertación, no puede parecerse a Rocky V, para los entendidos y fanáticos del héroe de la boca chueca, la peor película de la saga, por la falta de mística y claridad argumentativa.

Renovarnos es un deber, debemos recuperar la mística oxigenando a nuestros partidos, abriéndonos a dar respuestas concretas a las nuevas preocupaciones de los chilenos, quién más que nosotros debe representar el espíritu libertario de progreso, cambio, justicia social y desarrollo.

Ya sabemos como piensan los conservadores, se oponen al reparto de la píldora del día después en los consultorios pero aprueban su venta en las farmacias, consolidando la diferencia entre las clases sociales, ponen el grito en el cielo cuando sólo se menciona la posibilidad de legalizar la marihuana, se comprometen a terminar con el Binominal, pregonan que otorgarán dar derecho a voto a los chilenos en el extranjero, pero terminan borrando con el codo lo que escribieron con la mano. La palabra de la derecha pesa muy poco o casi nada.

“El perfil de los jóvenes inscritos corresponde mayoritariamente a hombres, los de mayor edad y de los niveles socioeconómicos más acomodados. Y al igual que en años anteriores, la mayoría de los no inscritos continúan siendo jóvenes mujeres, de menor edad y de los niveles socioeconómicos más desprotegidos de la sociedad”

Pero los adversarios no sólo están en la derecha, también viven en nuestros partidos y aparatos gubernamentales, en donde la mediocridad, la falta de innovación, liderazgo y la consolidación de la burocratización del estado frenan los impulsos progresistas del país.

Por una nueva y amplia “Concertación de partidos por la igualdad social”

Si ayer nos concertamos para derrocar a Pinochet, hoy debemos hacerlo para levantar una alternativa al modelo neoliberal que socializa las perdidas y privatiza las ganancias.

El mercado no puede generar equidad, por que no es su objetivo, la riqueza y las utilidades son su fin. Por ende, debemos promover una mirada de país que establezca la democracia (de verdad) como un objetivo, la generación de la satisfacción de un estado de derechos y el cumplimiento de mínimos sociales garantizados en salud, educación, vivienda y entretención, sin importar la cuna o procedencia social.

En una nueva “concertación por la igualdad” podemos construir una alianza política y valórica inédita en el mundo. Planteamos no sólo ofrecer pactos tácticos y electorales al Juntos Podemos. Creemos que podemos concordar en un proyecto inclusivo, que busque terminar con las desigualdades y que incluya al centro izquierdo cristiano, a los partidos progresistas y a los partidos de izquierda en una misma federación de partidos por la igualdad.

Está claro que en algunos temas no estaremos de acuerdo y para eso, tiene que ser la ciudadanía la que elija y defina las políticas públicas que afectarán su vida a través de plebiscitos. Pero sentimos que existe una fuerza crítica que se opone al modelo neoliberal sin control y que entiende que la unión hace la fuerza.
“El 79.6% de los jóvenes está de acuerdo con el voto voluntario”
Nuestra propuesta programática tiene como fin el respeto absoluto por los valores democráticos, la inclusión, el termino con la explotación del hombre y la mujer en manos del mercado, el respeto por un medio ambiente sustentable y sostenible, la implementación de nuevos derechos sociales; como por ejemplo; el derecho al ocio, a la felicidad y a un transporte público, limpio, eficiente y cómodo o al desarrollo de la descentralización del poder dando más atribuciones y autonomía a los municipios para ser transformados en verdaderos gobiernos locales, en donde se aumente el número de concejales por comuna, para construir consejos comunales más amplios y participativos y la generación de una alternativa económica de izquierda que ponga en el centro del desarrollo la dignidad del hombre y la mujer y no la obtención de un lucro escandaloso de la clase acomodada. Confirmada por la pésima distribución del ingreso.

¿Cómo partir con este cambio de paradigma?

Esta nueva época necesita de nuevos líderes, debemos construir una mística de país, un nuevo sueño que genere amplitud y conjunción de distintas fuerzas políticas.

Estamos a tiempo de cambiar el rumbo y de gritar que el Rey va desnudo. Queremos partir proponiendo una nueva estructura que dé mejor cabida a esta nueva ciudadanía juvenil.

El Instituto Nacional de la Juventud, órgano asesor de la presidencia para temas de la juventud, cumplió un ciclo y debe ser transformado desde sus cimientos.

Lo que partió como una buena idea, terminó convirtiéndose en un organismo burocrático, sin capacidad de gestionar políticas públicas y con cero iniciativa de innovación y emprendimiento.

Si el gobierno desea tener alguna opción con la nueva ciudadanía juvenil, debe generar una nueva institucionalidad, por eso planteamos la necesidad de clausurar el INJUV para crear una Subsecretaría Nacional de la Juventud, que contenga como figura clave al defensor de los derechos juveniles, que a través de un equipo jurídico y comunicacional pueda denunciar y hacerse cargo de la discriminación de los jóvenes por situaciones de pobreza, de opción sexual, de condición racial, religiosa o de forma de vivir la vida y que coordine los programas interministeriales de salud, educación, entretención y de deportes destinados a los jóvenes chilenos.

Patricio Mery Bell, (28 años) Comité Central Nacional PS Chile

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