sábado, 21 de noviembre de 2009

Por un gobierno de unidad nacional y mayoría progresista.


Todo augura que el próximo gobierno será nuevamente de centro izquierda. Las campañas de Jorge Arrate y Eduardo Freí se sumaran a Marco Enríquez-Ominami para derrotar al candidato del poder económico, de la exclusión, del liberalismo mercantil y del conservadurismo valórico. No obstante, en las elecciones no sólo elegiremos al próximo Presidente de Chile. También definiremos el futuro de la política.

Nuestra apuesta nació de la idea de un grupo de jóvenes, artistas, intelectuales y políticos que estando convencidos en que los códigos de la transición y de una Concertación fatigada ya no servían para las necesidades de Chile, levantamos una alternativa real de transformación social, política y cultural. Un pequeño jaque a la hegemonía cultural dominante del modelo neoliberal.

Apostamos por un nuevo gobierno progresista. No obstante, para que eso suceda debemos construir un proyecto de recambio real. Los precursores de la campaña de Marco, nos declaramos inconformistas con lo realizado por la Concertación pero también orgullosos, quizás ese pueda ser un buen punto de partida para la reorganización de las fuerzas de la izquierda social demócrata.

Se equivocan los que quieren centrar la discusión de segunda vuelta poniendo los nombres por delante de las ideas o haciendo simples ejercicios aritméticos. Desde el año 89 a la fecha, la centro izquierda había competido unida, por eso el nuevo escenario representa una oportunidad de renovación. La unión entre la antigua Concertación, el Juntos Podemos y la Nueva Mayoría, pasa por un acuerdo centrado en un proyecto de cambio y transformación, eso es lo realmente importante, cualquier otro tipo de negociación, sólo tendrá objetivos espurios y de acomodación de los actores involucrados, situación para la que no estamos disponibles.

Para construir una sólida mayoría nacional debemos cerrar definitivamente el ciclo de la transición. Quizás por eso Marco es el candidato más capacitado para liderar un gobierno sin traumas del pasado, miramientos o excusas.

Los cambios que Chile requiere, pasan por la conformación de un gobierno de unidad nacional con mayoría progresista, que involucre a los ciudadanos y que active nuestra fuerza creadora.

Mientras no cambiemos el modelo económico imperante, que casi siempre privilegia sociabilizar las pérdidas y privatizar las ganancias, no podremos llevar adelante las grandes transformaciones que proponemos. Cuatro son los ejes que deben unirnos para cuestionar los principios de la hegemonía cultural.

I) Redistribución real del poder económico. Que la minoría que maneja y disfruta de las riquezas pague más impuestos. Terminar con la educación clasista y de segregación. Generar un nuevo modelo de desarrollo anclado en la sustentabilidad social, económica y medioambiental.

II) Redistribución del poder político. Generación de una asamblea constituyente que impulse la creación de un sistema representativo que termine con el binominalismo. Reforma de los Municipios para fomentar la creación de gobiernos locales autónomos. Elección directa de Intendentes y Consejeros Regionales. Implementación de presupuestos participativos y plebiscitos temáticos.

III) Estado eficiente y efectivo. El futuro del progresismo chileno no puede ser el pasado de la izquierda europea. Mantener un Estado gigante pero torpe, sólo dificulta la implementación rápida de políticas públicas de alto impacto. Debemos construir un Estado que garantice un mínimo social, que sea capaz de regular la brutalidad del mercado y de garantizar el libre ejercicio de la competencia. Regular el Lobby para terminar con la colusión política y económica.

IV) Fin de la corrupción, del matonaje político y del secuestro cupular de los partidos. Quiénes a veces tan sólo se representan a si mismos, están estancados desde el año 90 y no han logrado penetrar en la sociedad civil, convirtiéndose en lugares cerrados, desvinculados del mundo real y ajenos a los intereses de la gente, manejados casi siempre por maquinas eficientes de “profesionales” de la política y no de intelectuales, líderes sociales o servidores de una causa.

Queremos ganarle a Piñera si, pero no seremos cómplices de mantener a costa de los recursos públicos a los que siguen engordando gracias a la seguridad laboral que les entrega el Estado

Lo que viene será una negociación política de ideas y no de cargos. Queremos construir las bases de un gobierno de mayoría anclada en una propuesta realista pero transformadora de la sociedad chilena.

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Patricio